Un comentario

  • Miguel Crespo del Rio

    La muerte de Jaime Gallo me ha golpeado con fuerza, dejándome un amargo sabor en el alma, no solo porque tuve el honor de ser vestido por el durante mis años veinte y treinta, sino por su personalidad de burgalés auténtico, sobrio, – que bien podría haber sido, de haber vivido en aquellos tiempo, el noble que exigiera Alfonso X el juramento de Santa Gadea -,discreto, generoso, trabajador infatigable. En suma: un hombre en el mejor y mas machadiano sentido de la palabra, bueno.
    Descanse en paz.

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